Estos ejercicios son un éxito para sorprender, jugar, y hacer versiones propias. En talleres con niños y adultos de diferentes edades y habilidades funciona perfectamente, los más tímidos y pequeños pueden copiar el modelo original y hacer variaciones, los más aventureros pueden buscar diferentes formas que funcionen con estos formatos e improvisar más. Lo más bonito es cuando todos tienen sus metamorfosis y se las cuentan a los demás. En clase cada niño subía a la mesa cuando era su turno, como si fuera un escenario, y nos compartía su invento, a veces valiéndose de sonoras onomatopeyas, con momentos de suspenso o con historias súper elaboradas para animarlo. Las metamorfosis pueden ser tiernas, graciosas, absurdas, extrañas, sorprendentes o dramáticas, depende de lo que los participantes busquen. Estos son unos modelos de muestra que llevé a clase para poder dar ideas:
Los materiales son básicos: hojas de papel y algo para dibujar. Recomiendo que se usen lápices para el dibujo inicial y para hacer las correcciones y después repasar con rotuladores oscuros y contrastados para que las figuras se distingan, y así cuando los participantes lo muestren o cuenten al grupo los demás puedan ver bien aún estando un poco alejados.
Ten a mano muchas hojas previamente dobladas y con ejemplos para repartir y agilizar el ejercicio, especialmente si trabajas con niños más pequeños porque les cuesta mucho más tiempo hacer correctamente las divisiones. También recuérdales que lo que se dibuja va todo en la misma cara de la hoja y que la parte que es sorpresa queda oculta por los dobleces, a menudo dibujan del otro lado de la hoja y se confunden.
Estos son los dos tipos de pliegues utilizados en los ejercicios, y funcionan tanto al desplegarlos de forma horizontal como vertical.
En este enlace puedes descargar dos plantillas de los dos formatos presentados con los dibujos hechos y las líneas de doblez indicadas, en blanco y negro para imprimir en A4.